Rechace el cautiverio
Nunca visite una atracción con mamíferos marinos, el mismo hecho del encierro es dañino para su bienestar.
En cambio, busque un plan responsable de avistamiento en barco y disfrute el espectáculo natural que ofrecen los delfines en el océano. Un recorrido responsable no incluye ninguna interacción con los delfines. Rechace el cautiverio.
Jacques Cousteau dijo: “Ningún acuario, ningún estanque en algún parque marino, sin importar su tamaño, puede reproducir las condiciones del mar. Y ningún delfín que habita en uno de esos acuarios o uno de esos parques marinos puede considerarse normal”.
La industria del cautiverio, insiste en ocultar información con el fin de engañar al público y de esa forma atraer ingenuos visitantes, que con su aporte económico sólo engruesan el bolsillo de empresarios inescrupulosos que mantienen activo el sufrimiento animal.
Me viene a la cabeza la típica foto de cualquier turista abrazado a un delfín o de cualquier espectáculo donde las orcas y los delfines son las estrellas del “show”. Y es aquí cuando me es imposible pensar que una piscina (por muy espaciosa que sea) pueda intentar similar la inmensidad del océano, que es el hábitat de estos cetáceos. O más penoso aún, cuando los delfines simplemente sirven para exhibición y lucro de algunos empresarios.
Y si nos preguntamos…. ¿cómo llegan ahí?
Cada año, se realiza una captura de 250.000 delfines. Estos son atrapados con redes y en estas capturas no es la sutileza la que ocupan los cazadores para extraerlos, muy por el contrario, los toman de la cola y de las aletas con pinzas cuando se resisten a ser capturados. Varios ejemplares son lesionados o mueren en este intento, debido a un shock, o ahogados en las redes durante la captura. Otros resultan heridos y abandonados en el mar, porque simplemente ya no son útiles para la industria del cautiverio.
En otras ocasiones se separan las madres de las crías. Ello ocasiona una experiencia traumática y negativa para ambos, ya que la asociación entre la madre y su cría favorece el crecimiento y su relación con los demás miembros del grupo. Dato definitivo de este proceso es que, de los ejemplares capturados, sólo el 50% llega vivo a su destino.
Además, la reproducción de delfines en cautiverio no es un hecho frecuente. Sólo un pequeño número de delfines reproducidos en cautiverio han logrado sobrevivir y ninguno de ellos ha podido ser introducido al mar.
Delfines en cautiverio son delfines secuestrados.
Son criaturas sociales altamente inteligentes que viven en grupos, formando estrechos lazos con miembros de la familia. Los visitantes a los acuarios marinos saben que los delfines tenían que haber sido arrancados de sus ambientes oceánicos naturales, arrebatados lejos de sus familiares y compañeros del grupo, que se quebró en las redes, transportados en camiones, izadas en planos y volando durante horas.
La mayoría de los delfines mueren durante la captura.
Del 30% a 80% de los delfines mueren durante la captura en sí, la mayoría por ahogarse en las redes y de las heridas sufridas durante el proceso. Otros pueden morir muy poco después, de la tensión, el pánico y el trauma. Piensa en ello. Para poner un solo delfín en un acuario, los captores pueden haber causado la muerte de cuatro de sus compañeros de su familia. Muchos delfines no sobreviven el trauma de la captura. De los que lo logran, el 53% muere dentro de tres meses de encierro. Los delfines cautivos también sufren y mueren de males intestinales, enfermedades relacionadas con el estrés y envenenamiento por cloro.
Si la vida de los delfines en cautiverio fuera tan relajada y feliz como lo describen los parques marinos, estos animales tendrían una vida similar a los que están en su medio natural, sin embargo en la naturaleza un delfín vive alrededor de 50 años, mientras que en cautiverio tienen un promedio de vida de 6 años.
Mantener los delfines en cautiverio muestra una falta de inteligencia en los seres humanos.
Son criaturas muy inteligentes, incluso más brillantes que los chimpancés según algunos científicos. Son capaces de gran emoción y sensibilidad. Algunos investigadores han sugerido que deberían ser tratados como «personas no humanas». Tenemos que preguntarnos si es moralmente aceptable, o incluso inteligente que nosotros los seres humanos, confinemos a estos increíbles animales en los parques de atracciones.
El exceso de trabajo, el excesivo volumen de la música y los espectadores, el aislamiento y otros inconvenientes, producen al delfín un estrés que puede conducirlo a la muerte. Hay casos en que se han suicidado dejando, voluntariamente, de respirar.
Para la película Flipper, cuyo protagonista era un delfín, murieron 20 ejemplares debido a enfermedades causadas por el stress y a malos entrenamientos.
LIBERTAD vs. CAUTIVERIO
MOVIMIENTO.
Libertad: Disfrutan de la habilidad de moverse libremente. Sus cuerpos aerodinámicos y su piel suave les permiten alcanzar grandes velocidades en el agua. Están siempre en movimiento. Gastan sólo un 10 al 20% de su tiempo en la superficie. Pueden aguantar la respiración hasta 20 minutos y bucear a profundidades de más de 500 metros. En su estado natural, estos animales nadan entre 95 y 200 km al día y pueden hacerlo a velocidades de hasta 45km/hora, los delfines, y 56 km/hora en el caso de las orcas. También se pueden sumergir hasta 70 metros de profundidad.
Cautiverio: Están limitados al tamaño de sus tanques y jaulas. Sólo pueden nadar unos cuantos metros hasta que la pared les para. Los delfines en cautiverio -especialmente los que están en tanques- pasan mucho tiempo nadando en pequeños círculos o simplemente flotando quietos en la superficie del agua pudiendo caer en depresiones.
SOCIABILIDAD.
Libertad: la mayoría de los delfines pasan su vida en compañía de otros de su especie, viviendo en manadas altamente organizadas. Algunos grupos lo forman hembras y sus crías, otros de jóvenes machos que al llegar a la madurez dejan el grupo de su madre para formar el suyo propio. Los delfines son animales muy inteligentes y sociales. Pertenecer a un grupo es muy importante para ellos ya que es donde encuentran seguridad, amor y compañía. Los lazos sociales con el grupo pueden durar muchos años.
Cautiverio: Son separados de su grupo para siempre. Durante la captura, los lazos sociales que los delfines han cuidado y disfrutado durante años se destruyen drásticamente. Hay distintos métodos de captura para distintas razas de delfines. Los delfines mulares normalmente se capturan con redes antes de ser izados al barco. Este procedimiento es extremadamente violento, no tan sólo para el delfín capturado, también para el grupo que sufre la pérdida, repentina y permanente, de un miembro.
MATERNIDAD.
Libertad: la relación más íntima en la comunidad de delfines es la que hay entre una hembra y su cría. Ambos nadan muy juntos, compartiendo una relación caracterizada por un profundo afecto. Un delfín mular joven permanecerá con su madre hasta los 5 años.
Cautiverio: se pueden encontrar delfines capturados muy jóvenes. Jamás volverán a ver a sus madres.
EL AGUA.
Libertad: Viven en agua salada.
Cautiverio: están en tanques con agua del mar tratada química y artificialmente, que dañan su delicada piel y, en ocasiones, llegan a dejarlos ciegos.
Ecolocalización.
Libertad: Utilizan su propio sonar para detectar peces, arrecifes de coral, predadores y otros delfines. Los delfines se orientan por el sonido y continuamente «escanean» sus alrededores con sonidos. El uso de este sentido en los delfines es tan importante como la vista en los humanos.
Cautiverio: el uso del «sonar» está limitado. No pueden usarlo para cazar peces vivos, ya que se les alimenta con recompensas de pescado muerto. Tampoco lo pueden usar en explorar el mundo submarino, ya que no hay mucho que explotar en un tanque pelado de cemento. Privar a los delfines de usar su sentido sensorial tan altamente desarrollado es uno de los aspectos más dañinos del cautiverio. Es como forzar a una persona a ir con los ojos tapados para el resto de sus vidas.
Los delfines en piscinas de paredes de hormigón armado se enfrentan al peor de los infiernos de todos, con su sonar ensordecedor rebotando.
ALIMENTACIÓN.
Libertad: Pasan muchas horas cooperando en perseguir y cazar peces en mutua colaboración. Los delfines han desarrollado varias maneras sofisticadas de buscar alimento. Esta búsqueda de alimento no solamente satisface su apetito: perseguir y cazar presas vivas les permite hacer uso de sus habilidades naturales, o sea su velocidad, inteligencia, uso del sonar y habilidad para comunicarse y cooperar.
Cautiverio: las dos primeras cosas que debe aprender un delfín son a: comer pescado muerto, que no reconocen como alimento y aceptar a comer de la mano de alguien. En los delfinarios sólo comen pez muerto y congelado por lo que necesitan suplementos de vitaminas -debido a esta dieta pobre en nutrientes- y agua suministrada artificialmente ya sea inyectada en el pescado, en forma de gelatina o como última opción insertando un tubo por su boca hasta el estómago. Nunca jamás experimentarán la emoción la perseguir y cazar presas vivas.
APRENDIZAJE.
Libertad: la madre de un delfín joven le enseña todas las habilidades necesarias para vivir en el océano: cómo usar y evitar predadores, donde buscar alimento, como perseguir y cazar peces. Todo lo que sabe un delfín es comportamiento aprendido. Los delfines jóvenes aprenden a bucear, saltar, moverse entre las olas y comunicar a través de la observación y la mímica de los comportamientos de otros delfines en el grupo.
Cautiverio: Son adiestrados por entrenadores para llevar a cabo varios trucos circenses. Dependen completamente de sus entrenadores para comer. Esto permite al entrenador obtener su dependencia. El entrenamiento tiene un efecto muy dañino en los delfines. Mientras aprenden a realizar comportamientos artificiales como dar golpes a una pelota con el morro o saltar por aros, olvidan gradualmente sus comportamientos naturales.
ENTORNO.
Libertad: Viven en un ambiente oceánico inmenso. Aquí disfrutan de los ritmos naturales del mar, las mareas y las corrientes. Durante el día oyen muchos sonidos diferentes característicos del mundo oceánico, como las olas rompiendo contra la costa y los sonidos y silbidos de otros miembros del grupo. Los ritmos de la naturaleza y la variedad de sonidos del océano son aspectos esenciales en la vida de un delfín.
Cautiverio: hay delfines en: parques de atracciones, espectáculos móviles, centros comerciales, etc. Hasta en casinos en Las Vegas y en discotecas en Suiza. En EE.UU., Canadá y muchos países europeos, algunos delfines están limitados a pequeños tanques dentro de edificios. Jamás experimentaran los elementos más básicos de la naturaleza, la luz del sol, la lluvia, peces vivos y agua de mar. El único sonido que oirán serán los extraños y excesivos ruidos de generadores, bombas de agua, música disco, entrenadores gritando y audiencias aplaudiendo.
Algunos delfines están en jaulas marinas en atracciones a lo largo de la costa. Están un poco mejor que aquellos en tanques, ya que, al menos, tienen agua de mar. Pero están privados de moverse en libertad. Teniendo que hacer varios shows al día, están limitados a un espacio de agua muy pequeño, lejos de sus manadas y sin ningún sitio a donde ir y nada que explorar…
India pone el ejemplo: prohíbe los espectáculos con delfines
La India acaba de unirse a la prohibición de los shows con delfines. Dice que deben ser tratados como “personas no-humanas”.
Los delfines han sido siempre una especie de contraparte marina de los seres humanos; difuminan la línea que separa nuestra inteligencia y emoción de la naturaleza salvaje. Tristemente, esto ha derivado en que sean explotarlos para para fines de entretenimiento (un hábito muy común en la historia del hombre, que todo lo quiere poseer) y obligados a vivir una vida en cautiverio.
Pero ahora, en un atrevido movimiento para proteger el bienestar no sólo de los delfines, sino de todos los cetáceos, la India ha prohibido los espectáculos que los involucran; un golpe que ayuda a elevar el estatus de los delfines a uno más cercano a la humanidad. Al hacer esto, India se convirtió en el más grande de cuatro países en prohibir la práctica (que incluye a Costa Rica, Hungría y Chile). La declaración del ministerio dijo lo siguiente:
Mientras los cetáceos en general son altamente inteligentes y sensibles, y varios científicos que han investigado el comportamiento del delfín han sugerido que su tan inusual inteligencia, comparada a la de otros animales, significa que el delfín debe ser visto como “persona no-humana” y como tal debe tener sus derechos específicos, y es moralmente inaceptable mantenerlos en cautiverio con el propósito de entretener a la gente.
Esperemos que este gran paso sirva para persuadir a Estados Unidos y Europa, donde los espectáculos con delfines son un gran negocio, de hacer lo mismo que India.