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La matanza de delfines en Perú

Se conocen 33 especies de cetáceos en aguas peruanas. Entre ellos podemos encontrar las ballenas azul y jorobada, cachalotes, y hasta 16 tipos de delfines (incluyendo los de río en la Cuenca Amazónica). Esta diversidad de cetáceos tuvo que alentar el interés comercial por ellos, lo que determinó el desarrollo de la caza de ballenas, primero, y luego de los delfines.

No sabemos exactamente cuándo comenzó la utilización comercial de los delfines. Hacia 1960 aparecieron informes esporádicos de delfines y marsopas enmallados en redes pesqueras y vendidos para consumo humano. Antes de eso, su captura no debió pasar de hecho casual, cuando algunos de ellos se enmallaban por accidente en redes de pescadores artesanales.

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A inicios de los ochenta aumentó su venta. Los primeros resultados de las investigaciones revelaron que hasta cuatro especies de delfines eran capturadas en aguas peruanas: el delfín oscuro (Lagenorhynchus obscurus), el delfín común (Delphinus spp.), el bufeo (Tursiops truncatus) y la ballena piloto (Globicephala macrorhynchus). Las tres primeras dominaban los desembarques, por lo que era necesario ahondar los estudios para conocer los posibles efectos de las capturas, que para 1985 se estimaron en 10.000 animales.

Por primera vez se logró obtener información biológica importante sobre la especie delfín oscuro. Se determinó que frente a nuestras costas el delfín oscuro tiene una época de reproducción entre invierno y primavera (julio a octubre) y su alimentación es básicamente la anchoveta. De los bufeos aprendimos que algunos grupos son residentes en un área y sus poblaciones no son muy grandes.

Con esta información se promovió medidas de protección específicas para delfines en el país, inexistente en esa época. Así, en 1990, el gobierno peruano decretó la prohibición de su captura, procesamiento y comercio. Pero el efecto no fue el esperado: en 1993 se estimó que anualmente se capturaban entre 15.000 y 20.000.

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En la actualidad, la captura y comercio de delfines, marsopas y otros cetáceos menores están prohibidas por ley, y las penas incluyen hasta tres años de prisión para los infractores. Sin embargo, se ha descubierto que en lo que va del año el comercio de carne de delfín continúa, a veces encubierto, otras a la vista de todos.

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¿Cuáles son las alternativas para disminuir la captura de delfines? En otras naciones se han propuesto métodos diversos, desde el uso de alarmas electrónicas en las redes hasta casos extremos como el cierre de las pesquerías. Cada alternativa debe enmarcarse dentro de la realidad de cada país. La ley de protección de delfines puede haber reducido su captura dirigida, pero hay otro problema conexo: la captura accidental en redes. Cientos de delfines y marsopas siguen enmallándose en redes usadas para una variedad de peces, y nada se ha hecho para enfrentar este problema.

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Entre las posibles soluciones están los «zumbadores», dispositivos que emiten una señal audible para los delfines, alertándoles de la presencia de un obstáculo (red), disminuyendo así la probabilidad de enmalles. Esto ha sido fructífero en Canadá y Estados Unidos, pero estas soluciones pueden fracasar si la demanda por la carne de delfines continúa. Se requiere por ello una activa campaña de difusión entre la población, para que conozca y asuma su rol en la conservación de delfines en el Perú. También es necesario un control adecuado de las actividades pesqueras de las empresas extranjeras en nuestras aguas.

Mundo Azul

«Si has visto un delfín surfeando las olas, y luego ves los ojos de un delfín muerto, con su cuerpo cortado en pedazos, sentirás la necesidad de hacer algo al respecto», señala Nina Pardo, presidenta de la Asociación Mundo Azul.

Junto a Sergio Bambarén, autor del best-seller El Delfín y vicepresidente de la asociación, realiza campañas contra la matanza y el cautiverio de estos animales.

«El Año Internacional de los Océanos (1998), ha demostrado la creciente preocupación por el futuro de nuestros mares. Nuestra meta principal estará dirigida a que la gente tome conciencia acerca de la magnificencia y riqueza de nuestro mar, y de la importancia de proteger el ecosistema marino», subraya Pardo.

Al menos 15.000 delfines mueren al año en Perú por pesca artesanal

Alrededor de 15,000 delfines mueren al año en Perú en manos de inescrupulosos pescadores artesanales, que usan su carne y grasa como carnada para la captura de tiburones, denunció hoy la institución conservacionista Mundo Azul.

Perú_02Según el director de esta organización, Stefan Austermühle, se estima que en el litoral peruano existen más de 545 embarcaciones artesanales especialmente acondicionadas para realizar esta caza, que salen como mínimo media docena de veces al año y matan hasta seis delfines en cada incursión.

«La cifra de delfines que mueren –a pesar de que en Perú su caza está prohibida, a diferencia de Japón– no incluye la captura sólo para consumo humano», advirtió Austermühle, quien como parte de su investigación acompañó a algunas embarcaciones durante esta práctica.

La captura de delfines la realizan pescadores artesanales dentro de las 200 millas del mar peruano e inclusive en aguas internacionales, en embarcaciones pequeñas de madera que usan el espinel para atrapar tiburones.

La embarcación con espinel es la que utiliza una cuerda de 22 kilómetros de largo que flota sobre el mar por las boyas que los pescadores colocan. Por cada 100 metros, amarran otra soga de unos 100 metros que cae hacia la profundidad del mar, porque en el otro extremo tiene un gancho para la carnada.

La carnada es el delfín o «chancho», como lo llaman los hombres de mar, pero también la caballa y la pota, informa Austermühle. Sin embargo, el uso del delfín se incrementa cada día porque a los tiburones les gusta más su sangre y grasa, sobre todo al tiburón azul, pues al tiburón diamante le atrae la caballa, explica.

«Pero para esta captura también están empleando el delfín como carnada porque, según los pescadores, su carne la encuentran gratis en el mar; mientras que la caballa la tienen que comprar importada de Chile a cinco nuevos soles el kilo. Ese es su argumento».

Desde hace más de seis años, Mundo Azul asegura que se usa la carne del delfín para carnada de tiburón y que ello ocurre en toda la costa peruana, en los puertos de Paita, Pucusana, Ilo o Mollendo, por citar algunos, comentó Austermühle.

«Gracias a esta investigación, se halló que las embarcaciones artesanales con red dedicadas a la caza de tiburones también atrapan delfines. Por lo que no sólo las que emplean espinel están comprometidas en este acto ilegal», añadió.

De esa manera, se incrementa el número de delfines que mueren por prácticas que no son una falla administrativa, sino deliberadamente ejercidas en contra de la ley, anotó.

Se suma a la captura ilegal, la venta de arpón o «plumilla para matar chancho», como se le conoce en los muelles, en las tiendas de materiales de pesca.

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Sobre tiburones

En cuanto a la caza de tiburones, el representante de Mundo Azul informó que a pesar de que la normativa peruana dispone que su captura es legal, sí condiciona su pesca.

Condiciones que los pescadores artesanales tampoco cumplen, explica Austermühle, pues la norma específica que los tiburones capturados deben medir más de 1.60 metros y si lo hacen no debe pasar del 10 por ciento del número de tiburones que atrapan.

«No se puede pescar un tiburón que mida menos de 1.60 metros, porque es juvenil; pero lo hacen así como ocurre con las madres tiburón, que son capturadas durante su proceso de gestación, y por ese motivo se pierden sus crías. La existencia de los tiburones y delfines está en peligro«, advirtió.

Mundo Azul ONG es una institución que trabaja en Perú hace más de 10 años contra el comercio ilegal de carne de delfín para consumo humano. Gracias al patrullaje que realiza en los mercados ubicados en los muelles, identifica a los vendedores ilegales a través de la grabación de los hechos delictivos.

«Este material fílmico lo entregamos a la Policía Ecológica, a la que también capacitamos e informamos sobre leyes ambientales. Además, registramos y documentamos su labor de control», explicó.

La investigación encubierta de Mundo Azul contó con el apoyo de la ONG estadounidense Blue Voice y la agencia de periodismo investigativo Ecostorm de Inglaterra.

Por: La Primera Digital | 18 de octubre del 2013

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