Principales amenazas de los delfines
En todo el mundo, los delfines se enfrentan a una serie de impactos que amenazan su existencia. Estas amenazas son generalmente el resultado de acciones del ser humano. Algunas especies como el Baiji, también conocido como el delfín del río Yangtzé, se han extinguido recientemente, principalmente por la construcción de presas y el tráfico de barcos.
Otras especies como el delfín de Maui se encuentran al borde de la extinción debido al enredo en las redes de pesca. El Maui, una subespecie del delfín de Héctor, está en niveles críticos pues se estima que hay menos de 100 ejemplares. Los delfines también se enfrentan a otras amenazas como la contaminación del medio ambiente, el cambio climático, y la cosecha comercial.
Hay que tener en cuenta que la conservación de estos queridos animales del mar es vital ya que componen un eslabón fundamental en la cadena trófica marina, y, por tanto, contribuyen a mantener la biodiversidad del ecosistema.
Razones por las que los delfines están en Peligro
Enredos en redes de pesca
Como les pasa a las ballenas, los delfines son propensos a enredarse en los aparejos de la pesca comercial. También son una gran amenaza las artes de pesca desechadas. Los delfines al enredarse se ahogan al no ser capaces de llegar a la superficie para respirar. Un número importante de especies de delfines están al borde de la extinción por esta razón.
La pérdida de hábitat
Los delfines de río, por ejemplo, comparten su hábitat con un gran porcentaje de la población mundial que amenaza su existencia. La construcción de presas, el tráfico habitual de barcos, y el desarrollo de poblaciones o industrias provocan la destrucción y desaparición de sus hábitats fluviales a un ritmo alarmante.
Otra causa de pérdida de hábitat es la acuicultura que modifica los patrones de conducta de algunos delfines, ya que se acostumbran a vivir cerca de las jaulas de engorde de peces, dada la facilidad para conseguir alimento. Esto aumenta la interacción con el ser humano, ya que muchas personas se acercan a las instalaciones para verlos, jugar con ellos, e incluso alimentarlos.
En el mar el aumento de embarcaciones, tanto comerciales como de recreo, ha incrementado el ruido, los desechos y las colisiones con los cetáceos.
La Caza de delfines
Algunas especies de delfines se cazan como fuente de alimento. A pesar de contener niveles tóxicos de contaminantes como metales pesados en su carne, algunos países siguen consumiéndolos. Estos contaminantes se han vinculado directamente a enfermedades y trastornos en los seres humanos que los consumen. Otros los pescan para evitar la competencia de los cetáceos para la pesca. Países como Noruega y Japón encabezan esta lista de pesca, desoyendo las recomendaciones de organismos internacionales.
Cambio Climático
El cambio climático tiene una multitud de efectos en los océanos, que pueden tener efectos adversos sobre los mamíferos marinos, como los delfines. Como las temperaturas del océano aumentan por el cambio climático, las poblaciones de delfines quedan en muchos casos seriamente afectadas. El cambio climático afecta a las corrientes oceánicas que alteran la distribución de presas, las áreas de alimentación y las rutas migratorias.
Contaminación
La contaminación por actividades humanas genera algunas sustancias como los PCB, metales pesados y pesticidas que están presentes en el medio ambiente. No es nada nuevo, que, en muchas ocasiones, se utilizan los mares y océanos como vertederos, dada la falsa creencia de que su regeneración es ilimitada. Estas toxinas se acumulan o se bioacumulan en los tejidos de los organismos de toda la cadena alimentaria.
Organismos de la parte superior de la cadena alimentaria, como los delfines, son los más afectados y llevan las cargas más altas de toxinas en sus cuerpos. Con el tiempo estas toxinas pueden causar trastornos inmunitarios y reproductivos, así como enfermedades crónicas y muerte. Este hecho ha contribuido, por ejemplo, al descenso de la comercialización de la carne de ballena, al descubrirse una alta concentración de tóxicos.
Además, la propia basura que tiramos al mar puede suponer un grave peligro para los cetáceos. Una simple bolsa de plástico puede llegar a ser mortal, ya sea porque la ingiere o por que mete la cabeza en ella y se le obstruye el espiráculo.
Contaminación acústica
La contaminación acústica también ha ganado gran importancia. El tráfico de barcos afecta sobre todo a aquellas especies para las que el sonido es imprescindible en su vida cotidiana, como es el caso de los delfines.
Otros
Otras amenazas a los delfines son la captura para el cautiverio en la industria de los parques marinos, la ingestión de desechos marinos, la actividad y los derrames resultantes de las explotaciones petrolíferas y de gas y el aumento de la actividad pesquera comercial, que ha diezmando su fuente de alimento en todo el mundo.