Seres emocionales
Las emociones cambiaron el cerebro de los mamíferos hace ya más de 200 millones de años y perpetuaron una poderosa influencia
“Creo que podría retornar y vivir con los animales, ellos son tan plácidos y autónomos Me detengo y los observo largo rato. Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación. No lloran sus pecados en la oscuridad de un cuarto. No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia Dios. Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer objetos. Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron hace milenios. Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra. Así me muestran su relación conmigo y yo así lo acepto.” Walt Whitman
Definiendo algunas emociones y otros conceptos:
Emociones son estímulos básicos, conoce como van evolucionando estas reacciones y acciones y sus conceptos:
Emoción: Reacciones a distintos estímulos y circunstancias que experimentamos.
Sentimientos: Tendencia emocional o impulso de larga duración y baja intensidad.
Sensibilidad: Es la capacidad de responder antes estímulos externos.
Estas son algunas de las emociones que regularmente experimentamos:
- Miedo: Se la siente cuando se encuentran frente a un peligro.
- Sorpresa: Es un sentimiento que dura poco y sirve para orientarnos ante algo inesperado.
- Tristeza: Cuando se pierde algo o alguien.
- Alegría: Sensación agradable cuando logramos una meta o algún objetivo.
- Optimismo: Estado de ánimo (o puede ser un proceso aprendido) orientado que nos hace ver y evaluar las cosas en su faceta más favorable, especialmente de cara al futuro.
- Confianza: Creencia en que una persona o un grupo deseará actuar de manera adecuada y será capaz de hacerlo.
“La incesante actividad de las emociones es la que determina nuestro estado anímico, lo que nos hace ser únicos e irrepetibles”. Rafael Bisquerra.
Ojo con el antropocentrismo
Las personas tienen un curioso prejuicio y suelen presumir que cuánto más se parece un animal a nosotros mismos, más listo es. Atribuiremos con mayor facilidad el pensamiento abstracto a «nuestros parientes más cercanos» –los monos–, pero no a la rata; aceptaremos una alta inteligencia en el delfín que tiene ciertos rasgos faciales «humanizantes» pero no tanto en un pájaro. Los investigadores se dan cuenta de este sesgo y suelen ser más escépticos sobre los datos procedentes de investigaciones con los animales antropomorfos.
Precisamente por estas razones y la prueba del espejo es un ejemplo del ingenio de un científico a la hora de poner a prueba la conciencia animal. Sin embargo, este tipo de experimentos puede ser demasiado artificial, o bien puede requerir disposiciones y cualidades perceptivas que no todas las especies poseen. De ahí que numerosos investigadores optan por un contexto más natural. En los experimentos naturales el animal no necesita adquirir ninguna conducta que esté fuera de su repertorio habitual.
Analizando las emociones
Y un delfín o una rana? En este punto, la intuición y la empatía se ven debilitadas por las diferencias existentes entre el hombre y los animales no humanos. Con todo, la mayoría de los principios psicológicos básicos mantienen su validez, trátese de un ser humano, un murciélago, un loro o incluso de una serpiente. Basándose en este hecho, los científicos pueden aventurarse para plantear hipótesis sobre las vivencias de otras especies y utilizar el experimento o la observación para confirmarlas. Hemos estudiado uno de los compuestos disueltos en el flujo de la conciencia –el pensamiento–. Ahora intentaremos analizar un segundo ingrediente, cuya importancia es al menos equivalente a la del primero –la emoción–.
Mientras que el conocimiento sobre el pensamiento animal es ya relativamente rico, en el campo de los sentimientos la ciencia parece tambalearse en la oscuridad. A partir de la observación natural, los etólogos pueden hacer inferencias acerca de cómo se siente un animal en determinadas situaciones (de hecho, todos utilizamos el mismo procedimiento para averiguar el afecto de otras personas, fijándonos en su conducta no verbal.)
Emoción en los ojos de un delfín
Vancouver, BC | Publicado: 21 de septiembre de 2016
Los humanos han pasado por alto la inteligencia emocional del mundo animal; silenciosamente ambivalente al dolor, la pena, la felicidad y la alegría que se construyen en su persona colectiva. Aquellos de nosotros que nos preocupamos profundamente por la vida silvestre y que estudiamos su comportamiento, podemos reconocer los estados emocionales paralelos.
Buscando hechos sobre los delfines
En junio de 2016, Giovanni Bearzi y un grupo de investigadores se propusieron estudiar delfines en el Golfo de Corinto en Grecia. El equipo de Bearzi estudió una variedad de delfines, incluyendo delfines listados, delfines mulares, delfines comunes de hocico corto y un delfín de Risso.
Una mañana temprano, sus esfuerzos los llevaron al centro del golfo, donde descubrieron un delfín listado, cautelosamente activo junto a un compañero recientemente fallecido. Cuando su bote se acercó con cuidado, intentaron no molestar a la pareja, mientras se acercaban lo suficiente para observar el comportamiento.
La emoción en la mirada
El equipo observó atentamente cómo el delfín viviente intentaba darse la vuelta, moverse y empujar hacia arriba el cuerpo de su compañero sin vida; como si intentara darle a su amigo una oportunidad más de respirar. El delfín continuó nadando en círculos alrededor del cuerpo, tratando desesperadamente de darle la vuelta, repitiendo este comportamiento una y otra vez.
Cuando la tripulación regresó a la orilla, examinaron las fotografías tomadas en la escena. Los investigadores descubrieron indicadores comunes de dolor en los ojos del delfín. Aunque los delfines son incapaces de hacer expresiones faciales, sus ojos cuentan una historia diferente. Las fotografías mostraban que el delfín viviente nunca miraba hacia arriba y manteniéndose en conexión constante mientras nadaba en círculos en sus intentos de despertar al difunto.
Solidaridad en la muerte
Es extremadamente raro que los delfines se separen de sus grupos. Son mamíferos de manada social; descubrir uno, por sí solo, tratando de ayudar a un ser querido fue un momento increíble y muestra emociones evolucionadas de un delfín en pena. Aunque la relación entre los dos mamíferos no está clara, el momento estaba lejos de serlo, y todos los presentes sintieron la gravedad de la pérdida.
A medida que los que formamos parte de la conservación comprendemos mejor la inteligencia emocional de los animales, reconocemos cuán pequeño es el mundo y cuán similarmente nos conectamos.
Los científicos profundizan sobre la extraordinaria inteligencia de los delfines
26 de julio de 2013
Se llaman por su nombre, son conscientes de la vida y la muerte, se reconocen en el espejo y tienen su propia cultura, transmitida por generaciones.
Llamar a los familiares o amigos por su nombre no es exclusivo de la especie humana. La familia de los cetáceos, especialmente los delfines nariz de botella, también lo hacen y cotidianamente.
Pero no solo eso, también se comprobó que son capaces de responder si se les llama por ese nombre, según publicó ayer un grupo de científicos de la U. de St. Andrews, en Escocia, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los investigadores aseguran que es la primera vez que se ha podido constatar algo así en un animal y que el responder supone la misma actitud de los humanos, que cuando oyen su nombre, contestan.
Comunicación compleja
“Estos animales viven en un entorno en el que necesitan un sistema muy eficaz para mantenerse en contacto”, declaró Vincent Janik, de la Unidad de Investigación de Mamíferos Marinos de la universidad escocesa.
Estudios anteriores ya habían descrito que cada delfín tiene su propio silbido característico para poder comunicarse con el resto y avisar que está presente. En febrero, el grupo escocés también descubrió que estos animales imitan el silbido particular de otro de su especie para llamarse cuando se han separado.
Los delfines, junto a los primates y los elefantes, tienen una inteligencia muy superior al resto de los animales.
La fascinación por investigarlos se debe a que su comportamiento da evidencias de cómo se inició el lenguaje humano.
“Si sabemos cómo evolucionaron y cómo reaccionan a los cambios de su entorno, podremos tener evidencia certera de cuando el ecosistema funciona bien o mal”, dice Bárbara Galletti, del Centro de Conservación Cetácea.
Transmisión cultural
La familia de los cetáceos, en particular los delfines nariz de botella y las orcas, han demostrado tener complejas estructuras sociales y tradiciones culturales que se transmiten de generación en generación.
“Esto se evidencia en las orcas, por ejemplo, que tienen distintas estrategias para cazar lobos marinos en diferentes lugares del mundo, y que fueron enseñadas por sus madres”, explica Francisco Viddi, coordinador del programa de Conservación Marina de WWF Chile.
Incluso son capaces de manejar herramientas y manipularlas para su beneficio: utilizan esponjas de mar y conchas para escarbar el fondo marino y buscar alimento. Las algas las usan como juguetes.
Esta especie de bagaje cultural se demuestra en sus avanzados sistemas de comunicación. “Su lenguaje, sus cantos y sus silbidos demuestran que tienen relaciones culturales entre distintos clanes, transmitiendo una enseñanza cultural que ni siquiera dimensionamos”, cuenta Galletti.
Matriarcados
Los cetáceos son matriarcados, es decir, la abuela o madre dirige el clan. Cuando un macho joven está en edad para reproducirse deja el grupo para buscar pareja, también conforman alianzas o lazos muy fuertes con otros machos que les permiten defenderse de grupos rivales o de otras especies.
Comportamiento altruista
En enero de este año, científicos coreanos observaron cómo varios delfines ayudaban a un compañero herido a tratar de recuperarse y nadar, lo que demostró un comportamiento altruista entre ellos. También han demostrado que son capaces de dar la vida por el grupo familiar. Los masivos varamientos de los delfines calderones al sur de Chile son ejemplo de ello. Cuando la líder se pierde o enferma y recala en la orilla, el resto trata de salir del agua para rescatarla.
Pero no solo auxilian a los de su propia especie. “Han rescatado a personas de ataques de tiburones”, señala Galletti.
Conscientes de la vida y de la muerte
Los rituales fúnebres, que han sido captados por los científicos, es otra evidencia de su capacidad emocional. En sus “funerales” cargan al fallecido mientras el resto del grupo familiar rodea el cortejo.
Esta conciencia de la muerte y de la propia existencia es otra característica que comparten con el hombre. “Reconocen su reflejo en el espejo, algo que solo se había logrado con primates”, cuenta Viddi, doctor en Ciencias Ambientales y Ecología Marina.
Estudiar la inteligencia, el comportamiento y la evolución de los delfines puede ayudar a los humanos a obtener una perspectiva de quiénes somos.